La Universidad de Siena, con su larga y gloriosa historia académica, ha sido siempre un faro de conocimiento e innovación en el panorama cultural italiano. Fundada en épocas lejanas, durante un período en el que el conocimiento y la filosofía eran piedras angulares de la sociedad, ha resistido el paso de los siglos, manteniendo intacto su prestigio y su vocación por la excelencia. Desde los primeros días de su existencia, la Universidad de Siena ha atraído a las mentes más brillantes y a los talentos más prometedores, contribuyendo de manera significativa al desarrollo social, cultural y científico de la ciudad misma, así como de toda la nación italiana.
La institución ha atravesado períodos de gran esplendor y momentos de desafíos y crisis, adaptándose siempre a los cambios de la sociedad y a las cambiantes necesidades de la investigación y la educación superior. Su presencia ha moldeado profundamente el tejido social de Siena, enriqueciéndolo con la sabiduría y el conocimiento que solo un centro académico de excelencia puede ofrecer. Es en este contexto de relevancia académica y cultural que el Palazzo del Rettorato, el antiguo convento de San Vigilio, se eleva como el núcleo mismo de la actividad académica y del intelecto colectivo que anima a la Universidad de Siena.
El Palazzo del Rettorato de la Universidad de Siena (antiguo convento de San Vigilio), ubicado en via Banchi di Sotto, representa el corazón del glorioso y secular ateneo sienés. Se convirtió oficialmente en la sede de la universidad a partir de 1815, cuando, tras el fin de la era napoleónica y el restablecimiento de Fernando III de Habsburgo-Lorena en el trono del Gran Ducado de Toscana, la universidad reanudó su actividad académica regular.
En aquellas fechas, el edificio, que ya había albergado a varios órdenes religiosos, necesitaba importantes trabajos de renovación y el senés Agostino Fantastici, el principal arquitecto local de la época, fue el principal protagonista. Se le encomendó a Fantastici la tarea de construir la llamada Aula Magna Histórica ubicada en el primer piso del palacio.
Otras modificaciones en el edificio se deben a finales del siglo XIX a Giuseppe Partini, quien ya había realizado restauraciones en el Duomo, en la basílica de San Francisco y en la Piazza del Campo, y se había convertido en un punto de referencia para cualquiera que quisiera intervenir en edificios históricos de Siena.
Las últimas transformaciones significativas del palacio se remontan a la época fascista, cuando, por encargo del rector Gianni Petragnani, el ingeniero Guido Bonci Casuccini diseñó cambios en los espacios ya existentes y la construcción de una nueva aula magna. Para la parte artística, Bonci Casuccini recurrió al ingenio del ecléctico Arturo Viligiardi, discípulo de Giovanni Duprè y destacado protagonista del mundo artístico sienés de principios del siglo XX.
Entre otras cosas, en el patio pseudo-renacentista de Partini se encuentran obras escultóricas de Goro di Gregorio, Pietro Tenerani y Giuseppe Romolo Molteni. El monumento ubicado en el centro del patio, visible desde via Banchi di Sotto, es una obra de 1893 dedicada a los caídos de Curtatone y Montanara, esculpida por Raffaello Romanelli.
Desde este punto de vista, si deseas descubrir el Palazzo del Rettorato de Siena, comienza desde el hotel Minerva en el centro de Siena.